Nos encanta que brille nuestro pelo, nuestros labios, nuestros ojos pero odiamos que brille nuestra piel, sobre todo la del rostro. Lamentablemente este es un problema que aqueja a millones de mujeres y sobre todo se debe al exceso de grasa en nuestra piel lo que lleva indefectiblemente al tan odiado acné.
El brillo en la cara se debe técnicamente al resultado de una piel con folículos pilosos muy activos que producen exceso de sebo, esto da lugar a una piel muy grasa en la que las posibilidades de sufrir acné. El enemigo número uno es el mencionado cebo, una sustancia aceitosa liberada por las glándulas sebáceas –que se encuentran debajo de la piel– y está compuesta por triglicéridos, ácidos grasos, ceras, escualeno. En función de los folículos pilosos que tengamos, producimos más o menos grasa.
Uno de los primeros pasos para revertir esta problemática que tanto daño le hace a nuestra imagen y a nuestra autoestima es muy sencillo. La hidratación. Se trata de mantener la piel correctamente hidratada, un asunto que para todos los especialistas es clave, ya que ayuda a mantener el equilibrio, de manera que se conservan los aceites necesarios para que la piel tenga un brillo saludable sin ser excesivo.
Por otro lado tenemos los productos que nos colocamos en el rostro y en la piel. Los mejores son mejores aquellos con fórmulas ligeras ya que es menos probable que provoquen en la piel mayor producción de grasa u obstruyan el poro. También es importante elegir ingredientes no comedogénicos y exfoliantes que retiran las células muertas y el exceso de grasa. En este sentido son muy buena opción los productos con niacinamida.
Ya sabes que lograr erradicar la piel brillante y aceitosa no es una tarea tan complicada sino que requiere de paciencia y de constancia además de los productos adecuados. Pronto notarás que tu piel vuelve a la normalidad.