Con el paso del tiempo en nuestro cabello comienzan a aparecer canas, y a veces intentamos o aplicamos en ellas cualquier producto, como por ejemplo tintes para cabello, con la esperanza de que el mismo vuelva a recuperar su color. Sin embargo a veces no nos damos cuenta o no prestamos atención a los productos que utilizamos.
La mayoría de los tintes para cabello contienen amoníaco (también conocido como hidróxido de amonio), un compuesto químico de nitrógeno con la fórmula química NH3. El mismo es un gas incoloro con un característico olor repulsivo. Pocas personas lo saben, pero el amoníaco puede generar daños en la piel y en los pulmones.
¿Qué es el amoníaco y dónde está presente?
Como mencionamos anteriormente, el amoníaco es una sustancia química producida por la naturaleza y el organismo que está presente en suelo, agua y aire. También se produce a gran escala de manera industrial para la elaboración de ciertos productos como fertilizantes, plásticos, tintes, textiles, detergentes y plaguicidas.
¿Qué función cumple el amoníaco en los tintes para cabello?
En los tintes para cabello, el amoníaco funciona como un catalizador que abre la cutícula del cabello para que el nuevo color penetre dentro del eje y transforme el color natural de la corteza, el corazón de la fibra capilar. Mientras más veces apliques tintura para cabello en tu pelo, mayor será el riesgo de contraer alguna enfermedad causada por el amoníaco.
¿Qué daños o enfermedades causa el amoníaco?
Si el amoníaco entra en contacto con la piel puede generar irritación intensa y quemaduras. Si entra en contacto con los ojos puede llegar a ocasionar daño ocular. Por otro lado, la inhalación de amoníaco puede irritar la nariz y la garganta, causando tos y respiración con silbido, por lo tanto es nocivo para el que aplica el tinte como para el que lo recibe.