Mimosa es un cóctel cuya receta tiene unos 100 años y por momentos había desaparecido del radar. Pero, recientemente, en el mundo de los aperitivos ha tomado una fuerza inesperada. En particular en las reuniones de la realeza, ya que en las barras se escucha que cada vez se piden más mimosas.
La receta para servir una mimosa es muy simple: es vino espumante más zumo de naranja. Pero esta combinación, que suena sencilla, tiene su historia y su origen, aunque hoy parece estar en disputa cuál fue el primer lugar donde se sirvió. Repasemos su historia para ver qué conclusión sacamos.
Las personas dedicadas a la historia de la coctelería ubican el origen de la mimosa cerca del año 1925. Se dice que en el Hotel Ritz de París, pero dentro del bar Hemingway, nació el primer cóctel de mimosa. Décadas después, hubo una recopilación histórica de todos los cócteles ofrecidos en el Ritz parisino y allí apareció el primer registro oficial, pero databa de 1933. Otro dato es que el nombre ‘mimosa’ viene de la flor, ya que el cóctel termina con un color muy similar.
Hay otra versión que coincide con la fecha, pero no con el lugar de origen. Algunos expertos indican que la mimosa nació en Londres, en el Buck’s Club. En ese lugar se habla que se sirvió la preparación que incluía naranja, champaña y vino blanco. Asimismo, hay historiadores de la gastronomía que sostienen que en las antiguas cavas de Francia y de España también se experimentaba combinando jugos de frutas con distintas frutas cítricas.
Más allá del origen del cóctel mimosa, lo cierto es que hoy es muy popular, sobre todo cuando hay royals dando vueltas por ahí. Ideal para un brunch o como aperitivo antes de una cena, el truco que recomendamos es servir primero el espumante y luego el jugo de naranja. Otro tip es no revolver, para que las burbujas no se alboroten en la copa.