Salir de una larga ducha tas un día extenuante es una actividad recomendable para relajar y bajar los niveles de estrés. Ahora, si después de ese momento agradable tomamos la toalla para secarnos y le sentimos un olor desagradable, todo lo que hicimos para pasar un momento especial se arruina. Por eso, repasaremos algunos trucos para sacar el olor a humedad de las toallas.
La composición y la textura de la tela para las toallas hace que sean un lugar ideal de proliferación de hongos y bacterias. Tras el contacto con la humedad del cuerpo mojado, no es tan fácil que esa acumulación de agua en la tela absorbente se vaya del todo, sobre todo en época invernal o en zonas (sobre todo costeras) donde el nivel de humedad siempre es alto. Por eso, veamos algunos tips de cuidado.
Una de las primeras cosas que nos tenemos que asegurar para que las toallas no junten mal olor es no dejarlas mojadas en un cesto con la ropa sucia. Al permanecer en contacto con la ropa sucia, toman también esos olores y bacterias, sobe todo si es por un tiempo prolongado. Por esta razón, una vez usada una a toalla tenemos dos opciones: o asegurarnos que quedará en un lugar donde secará bien o la enviamos rápidamente a la máquina de lavado.
Otro truco para que las toallas no tomen mal olor es moderar la cantidad de detergente que se usa para lavarlas. Estos productos, si se usan de manera excesiva (puede suceder si notamos mal olor en las prendas), pueden terminar arruinando nuestros planes. Como dijimos, por la textura de la tela de toalla, si hay mucho jabón puede terminar entre las fibras de la toalla. En el mediano plazo, eso hará que acumulen más olor.
El último truco es, tal vez, el más simple. Lo mejor para evitar el mal olor en las toallas es guardarlas cuando están completamente secas. Si hay algo de humedad en la toalla, eso se potenciará en un armario. Por eso, lo mejor es asegurarnos que las toallas estén completamente secas y que el lugar que elijamos no aporte humedad.