Cada vez más seguido escuchamos y leemos que los cambios en la alimentación pueden alargar la vida. No se trata de una fuente de eterna juventud, todo lo contrario. Sino que, con las modificaciones nutricionales correspondientes, podemos darle a nuestro organismo una vida mejor y más saludable, lo que generará que vivamos más y mejor.
Una dieta equilibrada y una rutina de ejercicios son dos pilares para un organismo que busca perdurar todo lo posible en este mundo. Pero nada es tan simple, si bien la genética de cada persona influye en la longevidad, una dieta adecuada tiene cada vez mayor atención de los científicos. Y no estamos hablando de cantidades y calidad, ya que cada vez tiene más importancia cuándo comemos.
Uno de los cambios que hay que hacer para vivir más, que lo entendemos como vivir más saludable, es dejar un poco las carnes y la comida ultraprocesada. Una buena combinación es, según publica el Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California, a buena calidad de carbohidratos, sumar proteínas y grasas mayormente de fuentes vegetales. Más legumbres, frutos secos, cereales y verduras; menos carnes rojas y algo de pescado.
Además, otro cambio para considerar, del que cada vez se sabe más, es el ayuno. Lo ideal, según los científicos, es una ventana de 11 a 12 horas. Además, se pueden sumar otros ayunos más prolongados durante el año. De todas maneras, siempre que se busque un cambio radical de este tipo, recomendamos una consulta médica previa.
Otro elemento fundamental para alargar la vida es que vayamos pensando que podemos tener una dieta individualizada. Sobre todo, cuando pisamos los 60 años. Teniendo en cuenta parámetros como sexo, edad, estilo de vida, estado de salud general y genes, un profesional en nutrición puede brindarnos una guía para alimentarnos a medida.