La piel sin dudas es la parte de nuestro cuerpo que más se reciente en verano. La exposición a los rayos del sol y las increíbles temperaturas a las que sometemos nuestro cuerpo hacen que sea imprescindible colocarse protector solar para mantenernos frescos y protegidos. Sin este producto nos sería imposible poder pasar más de unos minutos en la piscina sin que nuestra piel se estropee y no podamos ni colocarnos una camiseta sin sufrir el dolor de una piel lastimada.
Según las recomendaciones de los especialistas en protección de piel, debemos colocarnos protector solar al menos cada dos horas, independientemente de que hayamos entrado a la piscina y corramos el riesgo de que la crema se haya escurrido con el agua. El mismo calor hará que el químico vaya perdiendo su poder por lo que al menos cada dos horas debemos reforzarlo.
Un dato importante es el factor que debemos utilizar en base a nuestro tipo de piel. El factor de protección (FPS) debe ser preferentemente 50, el más alto, independientemente de nuestro tipo de piel. Con este factor siempre estaremos 100% protegidos y evitaremos cualquier tipo de daño hacia nuestra piel.
Para diferenciar, las personas con piel extremadamente blanca o con pecas deben utilizar siempre factor 50, su piel es muy sensible y la fuerte exposición al sol dañará rápidamente la primera capa de piel arruinando el verano. El factor 30 es para las personas con una piel más morena o con pelo negro, castaño o bien oscuro.
Finalmente la gente con la piel oscura que no se queman la piel sino que simplemente la broncean un poco más, simplemente necesitarán el mínimo que sería un factor 20 nada más que por protección en caso de que el sol sea realmente duro y los rayos UV pueden dañar la piel sin protector solar.