Carboxiterapia es un tratamiento contra las ojeras que tiene la ventaja de ser económico y no quirúrgico. Las ojeras generan muchas dificultades para disimularlas en el rostro y, muchas veces, ni siquiera el maquillaje logra aclararlas. Por eso, te contamos de qué se trata esta innovadora técnica.
La carboxiterapia se ha convertido en toda una novedad cuando hablamos de tratamientos estéticos para el rostro. Esta técnica para combatir las ojeras consiste en la inyección de un gas un gas natural, incoloro e inodoro. Hablamos del dióxido de carbono (CO2), que es muy seguro. Cada día, este tipo de técnicas de infiltraciones subcutáneas van avanzando y generando más mecanismos de seguridad.
Desde la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) explicaron que son microinyecciones. La tarea del dióxido de carbono (CO2) es mejorar la oxigenación de los tejidos debajo del ojo. El resultado se comienza a ver de manera inmediata y se puede observar cómo mejora la piel, gracias al aumento de colágeno y elastina. A la vista, se puede observar cómo esas oscuras ojeras cambian por una piel más firme y tersa.
Ante la pregunta sobre si hay algún efecto secundario luego de recibir un tratamiento de Carboxiterapia, la respuesta es que puede haber una pequeña reacción usual a este tipo de técnicas. Se trata de mini hematomas que pueden surgir en la zona de aplicación o un ligero ardor. También se puede generar una hinchazón en la zona de la aplicación. Según los especialistas, son efectos esperables.
Ahora bien, habíamos dicho que la Carboxiterapia es un tratamiento económico. Una sesión con esta innovadora técnica cuesta entre 65 y 100 euros. En general, para un efecto duradero, se necesitan entre 5 y 10 sesiones con una frecuencia semanal. Si el tratamiento se completa con las sesiones necesarias, solo hay que hacer un refuerzo una vez al año.