Una boda es uno de los momentos más importantes de la vida en una pareja. Es un evento mágico, pero repleto de situaciones que generan mucho estrés. Cada detalle para un momento tan especial debe ser pensado con mucho cuidado. Y uno de esos detalles es la invitación a la boda.
Y si eres de esas personas que nunca se le cruzó por la cabeza contratar a una ‘wedding planner’, estos consejos para lograr una invitación de bodas artesanal te servirán mucho. El valor que tiene algo que pasó por tus manos es mucho más grande que cuando viene en un paquete prearmado, sin toques mágicos ni personales.
A veces, sucede que lo último en lo que piensan los novios es la invitación. Por eso, conviene adelantarse y tener en claro qué tipo de diseño vamos a querer. El tiempo es una variable clave, ya que, en un evento de esta magnitud, el protocolo indica que las invitaciones deben enviarse, como mínimo, dos meses antes.
Otro consejo es que cada invitación puede ir acompañada de su versión digital, incluso con algún material, pero no hay nada como la textura del papel y e sensación de que fue un trabajo personalizado. Otra clave es la elección de la tipografía. Hay parejas que buscan una caligrafía más formal, pero cada vez son menos. Hoy en día, se utilizan caligrafías más informales, relajadas, que inviten pasar un buen momento.
Otro detalle a tener en cuenta para una invitación de bodas es el color y tamaño. Si no se te había ocurrido, jugar con los colores puede ser una gran decisión. Respecto al tamaño, el formato más clásico es el C5, que es de 16 x 22 centímetros, aunque hay parejas que se animan a experimentar más con el packaging y con tamaños más grandes y llamativos.