En las últimas décadas, hubo una notable desaparición de un alimento rico en nutrientes de las dietas occidentales: la sardina. Este pequeño pescado azul, a menudo pasado por alto en favor de opciones más populares como el salmón o el atún, solía ser una fuente fundamental de nutrientes en la dieta de muchas culturas mediterráneas y costeras.
Pero, en las últimas décadas, su consumo disminuyó drásticamente en Occidente, lo que llevó a una falta de aprecio por sus beneficios nutricionales.
Las sardinas son una excelente fuente de proteínas magras, ácidos grasos omega-3, calcio, vitamina D y antioxidantes como el selenio. Estos nutrientes ofrecen una serie de beneficios para la salud que van desde el fortalecimiento de los huesos hasta la mejora de la salud del corazón y la prevención de enfermedades crónicas.
Una de las razones de la disminución en el consumo de sardinas es su fuerte sabor y el rechazo que esto genera en algunos paladares. Pero, su sabor distintivo es una característica que vale la pena aprender a apreciar, ya que denota su alto contenido en ácidos grasos omega-3, que son esenciales para la salud cardiovascular y cerebral.
El omega-3 que se encuentra en las sardinas ayuda a reducir la inflamación en el cuerpo, disminuyendo el riesgo de enfermedades del corazón y trastornos autoinmunes. Además, estas grasas saludables son beneficiosas para el cerebro, ya que promueven la cognición y pueden ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Otros beneficios de la sardina
Otro aspecto importante es el calcio presente en las sardinas, incluyendo los huesos, que son comestibles y proporcionan una fuente adicional de este mineral. Este producto es crucial para mantener la salud ósea y prevenir la osteoporosis, y la combinación con la vitamina D presente en las sardinas facilita su absorción.
Las sardinas también son ricas en vitamina B12, que es esencial para la formación de glóbulos rojos y la función neurológica adecuada. Además, contienen vitamina D, necesaria para la absorción del calcio y fundamental para la salud de los huesos y el sistema inmunológico.