En la búsqueda de preservar los alimentos, el congelador se convierte en un aliado indispensable en nuestros hogares. Sin embargo, no todos los productos se llevan bien con las bajas temperaturas, y conocer cuáles son puede marcar la diferencia entre conservar su calidad o comprometer su textura y sabor.
Frutas y verduras con alto contenido de agua
Las frutas como sandías, melones y pepinos, así como verduras con alto contenido acuoso como lechugas, apio y rábanos, tienden a volverse blandos al congelarse. La formación de cristales de hielo daña sus tejidos celulares, dejándolos con una textura indeseable al descongelarlos, por lo tanto es mejor que evites estos alimentos en tu refrigerador.
Productos lácteos
El queso, al congelarse, se vuelve más grumosos o acuosos. Opta por quesos curados o duros para evitar este problema. Lo mismo puede sucederte con las papas crudas. Se trata de alimentos que al congelar se transforman en un 100% su textura y lo puede volver desagradable para diversos paladares.
Verduras de hojas verdes frescas
Las verduras de hojas verdes, como espinacas y lechugas frescas, pueden volverse insípidas y marchitas al descongelarse. Para conservar su frescura, es preferible optar por congelarlas después de blanquearlas brevemente. No dejes de tener este tip en cuenta para que tus alimentos no pierdan su sabor ni sus nutrientes.
Salsas
Las salsas que contienen crema o productos lácteos pueden experimentar una separación y textura granulada al congelarse. Es preferible prepararlas frescas o ajustar la receta al descongelarlas para recuperar su consistencia. Además hay que tener mucho cuidado en que la fecha de vencimiento de estos alimentos para que el consumo no sea peligroso.