Desde los albores del siglo XX, la teoría de Alfred Adler sobre la influencia del orden de nacimiento en la personalidad ha desencadenado debates y estudios. La premisa de que ser el mayor, el segundo o el benjamín afecta la forma en que los padres tratan a sus hijos ha sido objeto de exploración y controversia. Sin embargo, recientes investigaciones, que constituyen el estudio más extenso hasta la fecha, han arrojado luz sobre este antiguo mito.
La ciencia explica el mito
El estudio más ambicioso y amplio que hemos mencionado lo llevaron a cabo dos psicólogos de la Universidad de Illinois en 2014. Tras analizar a 377.000 estudiantes, vieron que pese a que estadísticamente sí había una diferencia en el coeficiente intelectual de los primogénitos respecto a otros hermanos “esta diferencia es tan pequeña que no tiene relevancia” ni científica ni en la vida real.
Los investigadores añaden que muchas veces las explicaciones de los padres pueden provocar confusión y pueden haber tergiversado estudios previos. “La conclusión del estudio es que el orden de nacimiento no debería influir en la crianza de los hijos, porque no afecta significativamente ni en la personalidad ni en el coeficiente intelectual”, concluía la profesora Rodica Damian, una de las autoras.
Todos los estudios advierten que sus conclusiones no son determinantes al 100%. Ninguno de los estudios ha podido tener en cuenta todas las complejas características que se dan en un ambiente familiar. No es lo mismo una familia con tres hijos que otra con ocho. Y la situación económica y social también van a tener un peso significativo.
A medida que la ciencia evoluciona, se desafían mitos arraigados. El papel del orden de nacimiento en la formación de la personalidad ha sido, y sigue siendo, un terreno fértil para la especulación. Si bien ciertos patrones pueden observarse, la individualidad de cada persona se teje con una combinación única de factores sugún distintos estudios. En este viaje entre mitos y realidades científicas, la comprensión de la complejidad humana permanece como un misterio fascinante.