El árbol de jade, es una planta apreciada por su resistencia y facilidad de cuidado, convirtiéndolo en una opción popular tanto para jardineros principiantes como experimentados. Esta suculenta tiene hojas gruesas y carnosas que se asemejan a las monedas chinas, lo que ha llevado a asociaciones simbólicas con la fortuna y la prosperidad en algunas culturas. El árbol de jade puede crecer tanto en el interior como en el exterior, siempre y cuando reciba la cantidad adecuada de luz y se le proporcione el cuidado adecuado.
Cuidados y lugares para colocar el árbol de jade
El árbol de jade es una joya verde que adora la luz, pero no es fan de la luz solar directa. El rincón ideal para esta planta de hojas carnosas y verdes es junto a una ventana con luz indirecta. Filtra esa luz con cortinas, y si apuntan al este o al oeste son tus aliadas, ya que recibirán el sol en sus momentos más suaves, brindando a tu planta el resplandor perfecto.
Además si quieres que tu árbol de jade crezca fuerte, busca un lugar bien ventilado, donde una suave corriente de aire acaricie sus hojas. El jade no es fan de los ambientes cerrados y sin movimiento. Así que, ábrele las puertas a la frescura y deja que tu planta respire profundamente para que pueda desplegar todo su esplendor.
Para que tenga todo lo que necesita tu árbol de jade debe estar en una maceta de barro o cerámica. Estos materiales permiten una mejor transpiración y evitan que las raíces se empapen. Además, asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje. Esto es crucial para prevenir que el agua se acumule, ya que a nuestro jade le gusta estar fresco, pero no tanto como para tener los pies mojados.
Además asegúrate de regar tu árbol de jade de manera adecuada, dejando que el sustrato se seque entre riegos para evitar problemas de raíces. El jade aprecia la constancia, así que establece una rutina y obsérvalo florecer. Si lo mimas bien, verás cómo cada rincón de tu hogar se llena de vibrantes hojas verdes, convirtiendo tu espacio en un verdadero oasis.