Si quieres cambiar el aspecto de tu cabello y darle un nuevo color y una nueva forma, es posible que te hayas planteado hacerte un tinte y un alisado. Sin embargo, puede que te surjan algunas dudas sobre el orden correcto de estos tratamientos y cómo afectan a la salud y la belleza de tu cabello. En este artículo te explicamos qué debes tener en cuenta a la hora de elegir entre el tinte o el alisado primero, cuáles son las ventajas e inconvenientes de cada opción y cómo cuidar tu cabello después de cada proceso.
¿Qué es el tinte y qué es el alisado?
El tinte es un tratamiento químico que cambia el color del cabello, ya sea para cubrir las canas, para aclarar u oscurecer el tono natural o para crear efectos como mechas, balayage o reflejos. Existen diferentes tipos de tintes según su duración y su composición, como los permanentes, los semipermanentes o los tonalizantes.
El alisado es un tratamiento térmico o químico que modifica la estructura del cabello para eliminar el rizo o la onda y dejarlo liso y sin frizz. También existen diferentes tipos de alisados según su duración y su composición, como el alisado japonés, el alisado brasileño o el alisado progresivo.
¿Qué tratamiento conviene realizar primero en el cabello?
No existe una respuesta única a esta pregunta, ya que dependerá del tipo de tinte y de alisado que se quiera hacer, del estado del cabello y del resultado que se busque. Sin embargo, se pueden seguir algunas pautas generales para evitar dañar el cabello y conseguir un buen efecto.
Si se quiere hacer una decoloración o unas mechas, lo más recomendable es hacerlo antes del alisado, con una diferencia mínima de tres días entre ambos procesos. De esta forma, se evita que el alisado aclare demasiado el color y se pierda la intensidad deseada. Además, se protege el cabello de la agresión de la decoloración con la hidratación y la nutrición que aporta el alisado.
Si se quiere hacer una tintura o un color base, lo más recomendable es hacerlo después del alisado, con una diferencia mínima de tres días entre ambos procesos. De esta forma, se evita que el tinte elimine parte del alisado y se reduzca su duración. Además, se consigue un color más uniforme y brillante sobre un cabello liso y sin frizz.
En ambos casos, es importante usar tintes sin amoníaco o con bajo contenido en amoníaco para no dañar el cabello ni alterar el efecto del alisado. También es importante usar productos específicos para cuidar el cabello después de cada tratamiento, como champús sin sulfatos ni parabenos, acondicionadores hidratantes y mascarillas nutritivas.