El paso del tiempo es la maldición para millones de personas. No solamente la edad afecta a nuestra piel, sino una cantidad importante de factores externos que hacen que las arrugas y otras marcas aparezcan en el rostro, dejando atrás una piel joven, elástica y sobre todo: joven. A este proceso de aparición de arrugas se lo denomina Riditosis.
La riditosis es justamente el término médico que se usa para denominar la aparición de arrugas y la flacidez en el rostro en un nivel desproporcionado con la edad. Esto puede deberse a varios factores como la genética, la exposición directa e indebidas a la radiación ultravioleta, fumar o tomar alcohol, una dieta deficiente o la elevada exposición de nuestra piel a niveles de contaminación.
Para tratar la riditosis se puede optar por diferentes tratamientos que dependen de la edad de la persona. En ese sentido, si tienes alrededor de 30 años o un poco más, se puede hacer un tratamiento preventivo para las arrugas dinámicas y que tiene que ver con la estética emocional. También se puede optar por mesoterapias con vitaminas y ácidos hialurónicos con capacidad de hidratación que actúen en diversas zonas. También los peeling químicos pueden funcionar.
A partir de los 40, cuando los signos de envejecimiento comienzan a notarse más, se puede usar algún protocolo de neuromoduladores para tratar las arrugas dinámicas y el IPL, un tratamiento que revierte los efectos del sol en la piel y que se encarga de estimular el colágeno, además de mejorar la textura de la piel y los poros.
Finalmente, a partir de los 50 años, uno de los tratamientos más eficientes tiene que ver con el uso del hialurónico para suavizar surcos y definir los pómulos y el ángulo de la mandíbula. Otra opción es la Ultherapy, que son ultrasonidos focalizados para tratar la flacidez y eliminar las arrugas.