Si quieres combatir las arrugas y las patas de gallo de forma natural, te proponemos una crema casera que te sorprenderá. Se trata de una combinación de manteca de karité y aceite de almendras, dos ingredientes que hidratan, nutren y regeneran la piel y lo mejor de todo es que notarás los cambios de manera inmediata.
La manteca de karité es un producto natural que se obtiene de las nueces del árbol de karité, originario de África. Tiene un alto contenido en ácidos grasos, vitaminas y antioxidantes que le confieren propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y protectoras. La manteca de karité ayuda a prevenir y reducir las arrugas, aportando elasticidad y firmeza a la piel si la utilizas como una crema.
El aceite de almendras es otro ingrediente natural muy usado en la cosmética y que puedes agregar a tu crema casera por sus beneficios para la piel. Entre ellos, destaca su capacidad para hidratar, suavizar y calmar la piel, especialmente la más sensible o irritada. El aceite de almendras también tiene efectos antienvejecimiento, ya que estimula la producción de colágeno y elastina, dos proteínas que mantienen la piel joven y tersa.
Prepara tu crema
Para preparar esta crema casera, solo necesitas media taza de manteca de karité y dos cucharadas de aceite de almendras. Derrite la manteca de karité al baño maría o en el microondas y añade el aceite de almendras. Mezcla bien los ingredientes hasta obtener una crema homogénea y deja que se enfríe y se solidifique. Aplica esta crema sobre el rostro limpio y seco, dando un suave masaje circular sobre las zonas con arrugas y patas de gallo. Deja que se absorba bien y repite el proceso todas las noches antes de dormir.
Esta crema casera a base de manteca de karité y aceite de almendras es una forma sencilla y económica de cuidar tu piel y prevenir los signos del envejecimiento. Además de nutrir e hidratar tu piel, le darás un aspecto más luminoso y saludable. ¿Te animas a probarla?