La felicidad es un estado emocional que todos buscamos, pero que a veces se nos escapa por el estrés, las preocupaciones o la rutina. Sin embargo, existen algunas prácticas sencillas que podemos incorporar en nuestro día a día para aumentar nuestro nivel de felicidad y mejorar nuestra calidad de vida. La neurociencia, la ciencia que estudia el funcionamiento del cerebro, nos ofrece algunas claves para lograrlo.
Hacer pausas diarias para bajar el estrés
El estrés es una reacción del organismo ante situaciones que percibe como amenazantes o desafiantes, y que activa el sistema nervioso y hormonal. El estrés puede tener efectos positivos, como motivarnos o ayudarnos a resolver problemas, pero también negativos, como generar ansiedad, depresión o enfermedades. Por eso, es importante aprender a gestionar el estrés y a relajarnos cuando sea necesario y para aumentar la felicidad. Algunas formas de hacerlo son respirar profundamente, meditar, escuchar música o hacer algo que nos guste.
Practicar ejercicio
El ejercicio físico tiene múltiples beneficios para nuestra salud física y mental según la neurociencia. Entre ellos, mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular, fortalece los músculos y los huesos, previene la obesidad y las enfermedades crónicas, y libera endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. El ejercicio también mejora nuestra autoestima, nuestra confianza y nuestra capacidad de concentración. Lo ideal es hacer al menos 30 minutos de ejercicio moderado al día, adaptado a nuestras condiciones y preferencias.
Dormir lo necesario
El sueño es una función vital que permite al organismo recuperar energía, regular el metabolismo y consolidar la memoria y el aprendizaje. Dormir bien nos ayuda a estar más alertas, más creativos, más positivos y con mayores niveles de felicidad. Por el contrario, dormir mal o poco nos hace sentir cansados, irritables y deprimidos. La falta de sueño también afecta a nuestro rendimiento cognitivo, a nuestro sistema inmunológico y a nuestro equilibrio hormonal.
Pasar tiempo en la naturaleza
Estar en contacto con la naturaleza nos ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, a mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima, a estimular nuestra creatividad y nuestra imaginación, y a fomentar nuestra conexión con los demás y con el medio ambiente. Algunas formas de disfrutar de la naturaleza son salir a caminar por un parque, hacer una excursión por el campo o tener plantas en casa para hacer visible la felicidad.
Estos son cuatro hábitos diarios que te harán recuperar la felicidad según la neurociencia. No se trata de recetas mágicas ni de soluciones milagrosas, sino de pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar y tu salud mental. Te invitamos a probarlos y a comprobar sus efectos por ti misma.