Cada vez se conocen más y más productos que prometen mejorar la apariencia de la piel, como ocurre con el ácido hialurónico, entre otros. Sin embargo, en los últimos meses muchos expertos en el cuidado de la piel aseguran que la vitamina C es uno de los pocos productos que puede producir un verdadero cambio en la piel.
¿Dónde se consigue la vitamina C?
La vitamina C, conocida como ácido ascórbico, es un nutriente hidrosoluble que se encuentra en ciertos alimentos. En el cuerpo, actúa como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres. La misma puede conseguirse, de manera natural en frutas como la naranja, la mandarina o el limón.
Beneficios de la vitamina C en la piel
La aplicación de la vitamina C en la piel puede aportarle un efecto mucho más glow y es ideal para pieles cansadas y opacas. Además, los tratamientos cosméticos con vitamina C son útiles para unificar el tono de la piel, atenuar líneas de expresión, aumentar la elasticidad y mejorar la firmeza porque actúa en la síntesis de colágeno y elastina, prevenir el fotoenvejecimiento y despigmentar.
Por otro lado, la vitamina C es una aliada antioxidante, regeneradora, hidratante e iluminadora para todo tipo de piel, salvo aquellas con patologías, como rosácea o acné, que deben analizarse específicamente. Lo mejor es que esta vitamina viene cada vez en más y más productos cosméticos como sérums o cremas.
Si por algún motivo no puedes consumir frutas y verduras o aplicar directamente en la piel algún sérum o crema con vitamina c, existen diversos suplementos que nos ayudan a cubrir la dosis diaria, como las “gomitas” (una por día aporta 80 mg de vitamina C), comprimidos masticables (que aportan 60 mg, pero son desaconsejados en personas con hipertensión, al igual que las pastillas efervescentes) y suplementos en polvo, que aportan 1 g de vitamina C, sin azúcares agregados ni sodio.