La lavanda es una de las plantas más elegidas al momento de aromatizar el hogar de manera natural. El aroma que desprende esta planta puede calmar la ansiedad, los nervios, e incluso puede ayudarnos a dormir mejor. Sin embargo, es muy común que esta planta se seque (sobre todo si uno no sigue una serie de cuidados para mantenerla impecable).
Características de la lavanda
La lavanda es una planta semiarbustiva de tallos leñosos, con unos 50 – 80 cm de altura. Tiene hojas perennes largas y estrechas. Sus flores son pequeñas, de color color azul-grisáceo o violáceo, reunidas en espigas, con un cáliz tubular. A continuación te diremos los diversos motivos por lo que esta planta puede secarse.
¿Por qué se seca la lavanda?
Por lo general, la lavanda suele secarse cuando no se cumplen 3 cosas importantes: riego, poda y aplicación de sustrato. Esta planta necesita un sustrato alcalino, que debe estar suelto y bien drenado, sin encharcamientos. En cuanto al riego, si bien la lavanda es una planta que puede pasar varios días sin agua, también hay que entender que cada planta es diferente.
Durante el verano, la lavanda debe regarse una vez por semana. Hay que regar evitando mojar las ramas y las flores, porque si se mojan existe el riesgo de que proliferen hongos que destrocen la planta. Además, si bien se puede plantar en el suelo, también puede crecer en macetas, pero que sean grandes, con un diámetro que oscile entre 30 y 40 cm.
En cuanto a la poda de esta planta, antes o después de la floración de la lavanda, hay que realizar una poda para favorecer su crecimiento y evitar que los arbustos se dispersen. La poda debe ser pequeña y no superar nunca la mitad del tamaño de la planta.