Los perros son conocidos como "el mejor amigo del hombre" por muchas razones, una de las cuales es su capacidad para detectar nuestras emociones. Según la psicología de los animales, pueden percibir la tristeza, la ansiedad o el estrés en sus dueños a través de una serie de señales sutiles que van más allá de lo que nuestros sentidos humanos pueden captar.
Una de las formas en que los perros detectan nuestras emociones es a través de su agudo sentido del olfato. Los humanos liberamos hormonas y feromonas en respuesta a nuestras emociones. Cuando estamos tristes, ansiosos o estresados, nuestro cuerpo produce ciertas sustancias químicas que tienen un olor característico. Con sus narices altamente sensibles, pueden percibir estos olores y entender que algo está pasando con su dueño.
Además del sentido del olfato, los perros también observan nuestra comunicación no verbal. Cuando estamos tristes, tendemos a adoptar una postura corporal diferente, movimientos más lentos y lenguaje facial que refleja nuestras emociones. Estos animales son expertos en la lectura de la expresión facial y el lenguaje corporal humano, por lo que pueden notar estos cambios sutiles y responder en consecuencia.
Otro indicio de la capacidad de los perros para detectar nuestras emociones radica en su empatía natural. Son animales sociales que evolucionaron para vivir en estrecha colaboración con los humanos.
Las actitudes de los perros ante las emociones
Como resultado, desarrollaron una sensibilidad innata para comprender nuestras necesidades emocionales. Cuando perciben que estamos tristes, ansiosos o estresados, pueden mostrar comportamientos de apoyo, como acercarse y lamer suavemente o quedarse cerca para brindar consuelo.
Los estudios científicos respaldaron esta capacidad empática de los perros. Por ejemplo, la Universidad de Viena realizó un estudio que demostró que pueden diferenciar entre expresiones faciales felices y tristes en fotografías de rostros humanos. Otros estudios encontraron pueden reconocer el estrés en sus dueños a través de cambios en su ritmo cardíaco y otras señales fisiológicas.