Las hormigas son insectos muy beneficiosos para el ecosistema, pero también pueden convertirse en una plaga cuando invaden nuestras plantas. Si quieres evitar que dañen tus cultivos o flores, te contamos cómo preparar un repelente natural y efectivo con solo dos productos que seguro tienes en tu cocina: ajo y alcohol.
El poder del ajo contra las hormigas
El ajo es un alimento que de seguro tienes en tu cocina, pero también con muchas propiedades medicinales, pero también es un excelente aliado para combatir las plagas de insectos. Su olor fuerte y penetrante actúa como un repelente natural que ahuyenta a las hormigas y otros bichos. Además, tiene propiedades antibacterianas y antifúngicas que protegen a las plantas de posibles enfermedades.
Para aprovechar los beneficios del ajo contra las hormigas, necesitamos preparar un alcohol de ajo que nos servirá como base para el repelente. Sólo necesitamos una cabeza de ajo y 100 ml de alcohol puro. Cortamos el ajo en rodajas finas y lo añadimos al alcohol en un frasco de vidrio con tapa. Lo guardamos en la nevera durante una semana, removiendo cada día, para que el ajo libere todos sus principios activos.
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La mezcla perfecta para proteger tus plantas
Una vez que tenemos el alcohol de ajo listo, podemos preparar el repelente para aplicarlo en nuestras plantas. Lo ideal es hacer una prueba previa con una pequeña cantidad para comprobar que no daña las hojas ni las flores. Para ello, mezclamos 10 ml de alcohol de ajo con 100 ml de agua en un recipiente. Con esta mezcla, rociamos una parte de la planta que queremos proteger y esperamos 24 horas. Podemos proceder a pulverizar toda la planta con el repelente, para eliminar a las hormigas.
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El repelente de ajo y alcohol es muy efectivo para ahuyentar las hormigas, pero también debemos tener en cuenta algunos consejos para aplicarlo correctamente. Lo primero es limpiar bien la planta de cualquier rastro de insectos o huevos, usando un trapo húmedo o un cepillo suave.
También es conveniente aplicar el repelente en el sustrato o la tierra donde está plantada la planta, ya que así evitaremos que las hormigas vuelvan a subir por las raíces. Además, podemos colocar algunos dientes de ajo enteros alrededor de la maceta o el jardín, para reforzar el efecto repelente.