La comunicación es una herramienta fundamental en la interacción humana, pero a veces, sin ser conscientes, utilizamos frases que pueden distorsionar nuestro mensaje. El experto en oratoria John Bowe comparte su visión sobre cinco expresiones que podríamos evitar para mejorar nuestra etiqueta verbal y fortalecer la conexión con los demás.
1. ¿Quieres…?
La pregunta "¿quieres...?" puede tornarse despectiva al dar órdenes. Esto último se puede ver reflejado en frases como: “¿quieres lavar los platos?”. Es decir, cuando hay una clara intención de presionar a la otra persona a que realice una determinada acción. Bowe sugiere optar por un enfoque más amable y transparente, como "¿te puedo pedir un favor?". Al evitar la presión, fomentamos una colaboración voluntaria y positiva.
2. Esto es lo que pasa…
Opiniones con Humildad Iniciar una afirmación con "esto es lo que pasa" puede percibirse como soberbia. Bowe sugiere expresar opiniones de manera más abierta, utilizando frases como "creo que..." o "en mi opinión...", promoviendo un diálogo respetuoso.
3. ¿Verdad?
Finalizar una afirmación con "¿verdad?" puede parecer insistente. A simple vista, dicha frase podría parecer normal. Sin embargo, el problema radica en que se está pidiendo una opinión sin hacerlo de forma neutral, por lo que se está instando indirectamente a la otra persona para que confirme lo que tú ya dijiste. Por ese motivo, sugirió que para solicitar la visión de otra persona no se debe “exigir confirmación”. Bowe aconseja no exigir confirmación y, en su lugar, invitar a la opinión de otros de manera neutral, como en "¿qué opinas tú?".
4. Ya, bueno, busca la manera de hacerlo
Ante solicitudes de ayuda, expresiones como "ya, bueno, busca la manera de hacerlo" pueden resultar ofensivas. Bowe propone mostrar disposición con frases como "hablemos de ello y encontraremos la manera", fomentando la resolución conjunta de problemas.
5. Es lo que hay
La frase "es lo que hay" puede interpretarse como una forma de decir "deja de quejarte". Bowe sugiere un enfoque más compasivo, como "qué duro. Lamento que estés pasando por eso", para demostrar empatía y permitir que la otra persona se sienta escuchada. La clave, según Bowe, radica en pensar en los oyentes antes de hablar, siendo conscientes de las palabras que utilizamos para construir una comunicación efectiva y respetuosa.