Si sientes una conexión profunda con tu perro y para ti es un miembro más de tu familia ten en cuenta que no estás para nada, de hecho, sus ojos se revelan como ventanas a emociones y conexiones profundas. Un reciente estudio arroja luz sobre el fenómeno de los ojos marrones en ellos, que sugieren una conexión intrínseca con la evolución y la relación cercana con los humanos.
De lobos a perros
Los ojos, tan expresivos en el rostro de nuestros compañeros peludos, han sido moldeados a lo largo de milenios. Desde la domesticación de los lobos hasta las variadas razas de perros que conocemos hoy, la elección humana ha influido en la apariencia canina. Más del 90% de las razas reconocidas por el American Kennel Club presentan ojos con iris oscuro, una característica que se remonta a nuestro deseo de tener compañeros leales y expresivos como lo son justamente los perros.
A lo largo de la historia, los humanos han guiado la evolución canina seleccionando rasgos que reflejen lealtad y disposición para el trabajo. La transformación de los perros en compañeros leales y adorables se refleja en características como frentes amplias, pupilas grandes y, por supuesto, ojos oscuros y redondos, que evocan la ternura asociada con los bebés.
El color de los ojos en los perros según la investigación de Akitsugu Konno y su equipo de la Universidad de Ciencias de Teikyo, influye en cómo los percibimos emocionalmente, ya que si estos tuviesen ojos amarillos como los lobos, nos sentiríamos intimidadas y con mucho miedo.
El estudio especula que el iris oscuro puede crear la ilusión de una pupila grande, asociada con la percepción de la juventud y la similitud con los bebés. Los participantes calificaron a los perros de ojos oscuros como más amigables, pero también como menos inteligentes y maduros, resaltando la complejidad de la conexión emocional entre humanos y caninos.