En los Evangelios, Marta, la hermana de Lázaro y de María, es reconocida como amiga cercana de Jesucristo. Su conexión especial con el hogar se deriva de preparar su casa en Betania para recibir a Jesucristo y sus doce discípulos. Su papel como amiga y confidente de Cristo se destaca aún más al ser testigo de la resurrección de su hermano Lázaro y de aquí se desprende una maravillosa oración.
La oración
Sin embargo, Marta también es reconocida como la "patrona de los imposibles". Esta designación lleva a muchas personas a recurrir a ella en búsqueda de ayuda y consuelo, rezándole especialmente los martes en varios países para solicitar su intercesión en momentos difíciles y rezar con mucho fervor su oración buscando acciones milagrosas.
Al considerar la oración milagrosa de Santa Marta, se destaca su papel como figura celestial que brinda esperanza y consuelo en situaciones desafiantes. La devoción a Santa Marta trasciende el tiempo, y muchos encuentran en sus palabras y ejemplo una guía para enfrentar las dificultades de la vida.
La oración a Santa Marta no solo se limita a peticiones específicas, sino que también se convierte en un acto de fe y confianza en la ayuda divina. La tradición de rezar a Santa Marta los martes se ha arraigado en la creencia de que ella intercede por aquellos que enfrentan problemas aparentemente insuperables.
Rezo
La oración dice así, “Oh Santa Marta dichosa, que tantas veces tuviste el honor y la alegría de hospedar a Jesús en el seno de tu familia, de prestarle personalmente tus servicios domésticos, y que juntamente con tus santos hermanos Lázaro y María Magdalena, gozaste de su divina conversación y doctrina, ruega por mí y por mi familia, para que en ella se conserve la paz y el mutuo amor, para que todos sus miembros vivan en la observancia de la Ley de Dios, y para que sólo Dios, y no el mundo ni el pecado, reine en nuestro hogar. Libra a mi familia de toda desgracia espiritual y temporal, ayúdame en el cuidado de mis hijos y subordinados, y concédeme la dicha de verlos unidos bajo la mirada paternal de Dios en la tierra, para volver a verlos reunidos en las moradas del cielo.
Así sea. Amén”.