En la batalla contra el sarro, esos molestos depósitos calcáreos que afean nuestros grifos y sanitarios, no es necesario recurrir a productos químicos agresivos. Con solo cinco elementos domésticos, puedes decir adiós al sarro de manera efectiva y ecológica. En este artículo, te mostraremos cómo lograrlo paso a paso, manteniendo la palabra “limpieza” como nuestro mantra.
Preparación
Antes de comenzar, es esencial preparar el área de trabajo y proteger tus manos con guantes de goma. Asegúrate de tener a mano vinagre blanco, limón, bicarbonato de sodio, un cepillo de cerdas duras o una esponja abrasiva, y un trapo. Estos serán tus aliados en esta tarea de limpieza en el grifo.
El poder del vinagre y el limón
El vinagre blanco es un descalcificador natural por excelencia, mientras que el limón, gracias a su acidez, es perfecto para disolver el sarro del grifo. Mezcla partes iguales de vinagre y jugo de limón en un recipiente. Aplica la solución directamente sobre el sarro y deja actuar durante 30 minutos. La limpieza será más efectiva si el sarro ha tenido tiempo de ablandarse.
Bicarbonato de sodio
Después de que el vinagre y el limón hayan hecho su trabajo, es hora de usar el bicarbonato de sodio sobre el grifo. Espolvorea una cantidad generosa sobre el sarro y frota con el cepillo o la esponja. El bicarbonato actúa como un abrasivo suave que, sin dañar la superficie, ayuda a eliminar los restos de sarro, contribuyendo a la limpieza profunda del grifo.
Una vez que hayas frotado bien, enjuaga el grifo con agua limpia y seca con el trapo. Verás cómo el brillo vuelve a tus grifos y la limpieza se hace evidente. Si quedan restos de sarro, repite el proceso hasta que la superficie esté completamente limpia. Para evitar la acumulación futura de sarro, es recomendable realizar una limpieza ligera semanalmente con la misma mezcla de vinagre y limón. Así, mantendrás la limpieza y el brillo de tus grifos por más tiempo, evitando la necesidad de limpiezas profundas frecuentes.