Los test que ponen a prueba nuestro cerebro son un verdadero imán, nos gusta desafiarnos. Las ilusiones ópticas nos sorprenden y nos generan curiosidad, ganas de ser los primeros en descubrir algo que pocos pueden ver. Incluso, a veces nos generan frustración cuando no vemos lo que dicen que hay que ver.
En este caso hablamos de un test visual que tiene muchos años, pero no por eso ha perdido su vigencia. Se ha utilizado como una prueba para entender que nuestro cerebro no siempre ve lo mismo. Cada persona puede observar y detectar distintas figuras. Para tu alivio, no hay respuestas correctas o incorrectas.
Para este test, no importa si lo miras de manera rápida, con más o menor perspectiva o si te tomas un largo tiempo para observar todos los detalles. Este tipo de test visual desafía la mente y, al generar una ilusión, tus ojos empezarán a dudas sobre qué ven y qué no. Según especialistas, en una ilusión óptica puede suceder que la tendencia se “ver” lo que nos da la sensación de protección.
Vamos al test. En promedio, es posible que lo primero que veas (no necesariamente será así) sea el rostro de una mujer. Pero si te quedas mirando, podrás observar en la misma imágen que hay son dos caballos que se muestran en espejo, erguidos sobre sus dos partas traseras.
Si te ha sorprendido, podrás seguir mirando con atención y podrás detectar que el rostro de la mujer queda enmarcado por la forma del cuerpo de los equinos. Las patas de los caballos terminan de dar forma a los que creemos que son ojos y el fondo de la imagen, que es una cadena montañosa, nos ayuda a imaginar que es la boca de la dama. No es magia, es ilusión óptica.