La superluna, que ocurre cuando se encuentra en su punto más cercano a la Tierra, puede intensificar las energías y emociones, y algunos signos del zodíaco pueden verse más afectados que otros. Te contamos los tres que pueden sentir el impacto en el contexto del esturión.
Cáncer
Este fenómeno puede desencadenar en las personas bajo este signo una avalancha de emociones intensas. Como signo del zodíaco regido por la Luna, la influencia lunar es aún más poderosa en ellos. Durante este evento celestial, pueden experimentar un flujo emocional más fuerte de lo habitual.
Pueden sentirse más sensibles, receptivos y empáticos, lo que les permitirá conectarse más profundamente con los demás. Pero, también deben estar atentos para no dejar que las emociones los abrumen, y en su lugar, utilizar esta energía para sanar y resolver asuntos pendientes en su vida.
Escorpio
Conocidos por su intensidad y magnetismo, pueden experimentar una poderosa transformación durante la segunda superluna. La Luna llena puede iluminar aspectos ocultos de su personalidad y desatar una búsqueda interna profunda. Esto puede conducir a una mayor introspección y autoconocimiento.
Puede impulsar a liberarse de cargas emocionales pasadas y a sanar heridas que estuvieron enterradas en lo más profundo de su ser. Aprovechar esta influencia lunar para trabajar en su crecimiento personal les abrirá nuevas oportunidades para la evolución y la renovación.
Piscis
La segunda superluna puede traer una intensificación de su naturaleza soñadora y creativa. La influencia puede inspirarlos a expresar su arte y sensibilidad de maneras más profundas y significativas. Sentir una mayor conexión con su mundo interior, lo que les permitirá canalizar su imaginación de manera productiva y creativa.
Además, la superluna puede activar su intuición, lo que los ayudará a tomar decisiones más acertadas y a comprender mejor las situaciones que se les presenten. Pero, también deben tener cuidado con la tendencia a perderse en sus pensamientos y fantasías, y asegurarse de mantener un equilibrio entre el mundo real y su mundo interno.