El año 1992 fue el año en que la relación prensa-realeza se hizo añicos. Hasta esa fecha los miembros de la corona siempre tuvieron ciertos privilegios en cuanto a las informaciones que se vertían en cuanto a sus vidas privadas. Ellos podían hacer de las suyas, infidelidades, excesos y muchas cosas más que la prensa omitía por respeto a la investidura real.
Pero todo eso terminó cuando ese verano de 1992 los medios publicaron unas embarazosas fotografías en las que se podía ver a Sarah Ferguson, esposa del príncipe Andrés con su asesor financiero, el magnate texano John Bryan. Sin duda alguna fue un antes y un después en la familia real y un quiebre en el cariño que Felipe de Edimburgo tenía hacia su nuera Sarah Ferguson.
Las imágenes eran más que claras. Allí se podía ver a Sarah Ferguson en una tumbona junto a su amante con un beso en los dedos de los pies que recorrieron el mundo entero. Por supuesto que la imagen del Príncipe Andrés quedó por los suelos e Inglaterra entera se volcó contra la infiel “pelirroja” como la llamaban sus detractores.
Por supuesto que su ex suegro, Felipe de Edimburgo estalló en cólera contra Sarah Ferguson y jamás quiso hablar con ella. Es curioso porque dentro de sus dos nueras, Lady Di y la “pelirroja”, siempre afirmó que esta última era su preferida, pero esto lo cambió todo. A partir de allí pasó a ser mala palabra para toda la familia y es hasta el día de hoy que le recuerdan lo sucedido.
El príncipe Felipe, esposo de la Reina Isabel, no soportaba estar en el mismo lugar que Sarah Ferguson, pareja del príncipe Andrés. Hubo muchos momentos incómodos entre ellos pues el Duque de Edimburgo no soportaba estar en el mismo lugar que la mamá de la princesa Eugenia y la princesa Beatriz.