A los pocos meses de la muerte de la Reina Isabel II, el Rey Carlos III ya empezó a tomar decisiones sobre la herencia recibida. Recién el año que viene será la coronación del flamante monarca, pero ya tomó las riendas de la economía del Palacio de Buckingham. Entre las primeras medidas se desprenderá de distintos bienes, pero varios de ellos eran los más preciados por la anterior soberana.
Según comunicó la casa de subastas Tattersalls en Newmarket se pusieron a la venta 14 caballos que pertenecían a la Reina Isabel II. Es conocida la afición que tenía la monarca por la crianza de caballos de carrera. Además, fue una ávida corredora y jinete. El Rey Carlos III no tuvo contemplaciones y tomó la decisión de ponerlos a la venta.
Entre los caballos que puso a la venta la casa de subastas figura ‘Love Affairs’ quien se consagró ganador en Goodywood, unos días antes de la muerte de la Reina Isabel II. El portavoz de Tattersall, Jimmy George, aclaró que “no es nada fuera de lo común. Todos los años vendían caballos. La reina tenía sus propias yeguas de cría, las criaba y las vendía. No puedes quedártelas todas”.
Una herencia del Rey Jorge VI
El Rey Jorge VI, padre de la Reina Isabel II, fue quien le transmitió su pasión por los caballos. La monarca recientemente fallecida heredó el famoso Royal Stud, un centro de cría de caballos de carrera en Sandrigham. De ese establecimiento salieron muchos ganadores. Su director John Warren contó que “este hobby era una de las grandes escapas para la Reina”.
Gracias a su afición por los caballos, la Reina Isabel II dio un gran impulso a las carreras en Gran Bretaña. “Estoy seguro de que si la Reina no hubiera sido criada para ser monarca, habría encontrado una vocación con los caballos. Simplemente, estaba en su ADN”, comentó John Warren en una entrevista en la BBC.