Corinna Larsen tiene un enemigo, además del Rey Juan Carlos I, hay una mujer a la que prácticamente no puede ni ver y hay una razón muy importante para ello: le arrebató lo que más le importaba en el mundo. El nombre de ella es Alana Bunte, la actual Alteza Serenísima.
Cuenta la historia que Corinna Larsen, hace 13 años atrás, más precisamente en el 2009, recibió una llamada de su padre para comunicarle que el Rey Juan Carlos I le había pedido su mano. Para ello, antes este debía divorciarse y hacer la sucesión. Sin embargo, esa versión que ella defiende no puede ser confirmada por nadie y fuentes cercanas al emérito señalan que, en realidad, ella presionaba para que este abandonara a Sofía de Grecia.
El objetivo de Corinna Larssen con toda esta maniobra era uno solo. Que el Rey Juan Carlos I se inclinara por su amante, es decir, ella y que la convirtiera de ese momento en Corinna de Borbón, la nueva reina. Nada de eso ocurrió, aunque no era la primera vez que ella mostraba su obsersión por los títulos nobiliarios.
De hecho, Corinna Larsen tenía 36 años cuando se casó con Casimir zu Sayn-Wittgenstein, de 24 años. Lo hicieron mediante una boda civil a la que no asistió ningún familiar, pero que a ella le permitió entrar en el círculo exclusivo de millonarios, políticos y royals. Pero ella quería más y sus ambiciones le provocaron un problema.
Quién es Alana Bunte y por qué Corinna Larsen no la quiere
Cinco años después de aquella boda, Corinna Larsen y su marido se separaron. Y aquí empezó el problema. Ella se negó a despojarse de su título de princesa de Syan-Wittgenstein y durante 14 años más se hizo llamar Alteza Serenísima. Hasta que llegó la modelo estadounidense Alana Bunte.
Cuando Casimir zu Sayn-Wittgenstein y Alana Bunte llevaban tres años de relación, la familia de él decidió litigar para recuperar el título que Corinna Larsen se negaba a entregar. No podía haber dos princesas Sayn-Wittgenstein y para ellos, la ex era una usurpadora. Finalmente, no fue la Justicia la que dirimió, sino el propio círculo de royals, políticos y millonarios al que había ingresado.
Esto, porque Alana Bunte nunca quiso confrontar, sino que se limitó a mostrarse en cada acto junto a su marido (se casaron en 2019) y fue ese bajo perfil que ella tuvo, lo que hizo que ella se convirtiera en la verdadera princesa. Hecho en el que la boda tuvo un papel importante.
Hoy, Alana Bunte es la verdadera Alteza Serenísima, mientras que Corinna Larsen tiene cerrados todos los caminos y alfombras rojas que alguna vez supo frecuentar, mientras dirime en un tribunal su enfrentamiento con quien fuese su amante, el Rey emérito Juan Carlos I.