La relación entre la Infanta Elena y su hija Victoria Federica ha llegado a un punto en que han necesitado alejarse una de la otra. La pelea entre ambas mujeres ha sido demasiado grande, a tal punto que la joven ha debido abandonar su casa y emprender una mudanza.
En realidad, la mudanza de Victoria Federica ha sido por una decisión muy drástica que debió tomar la Infanta Elena. El nuevo destino de la joven ha sido el Palacio de la Zarzuela, lugar en el que la reina Sofía la ha recibido con los brazos abiertos y con la intención de no dejarla a la deriva.
El problema entre Victoria Federica y su madre, la Infanta Elena viene desde hace tiempo. Comenzó hace unos meses cuando la joven decidió abandonar sus estudios universitarios con el objetivo de dedicarse a su carrera de influencer, algo que indudablemente no cayó muy bien en su entorno real y mucho menos en su progenitora.
De hecho, la Infanta Elena siempre ha sido muy recelosa de la fama y publicidad que hasta ahora ha obtenido Victoria Federica, por lo que el anuncio de la joven fue como que le arrojaran un balde de agua fría. A partir de ese momento, la relación entre ambas nunca fue la misma.
A ello se le fue sumando que toda actividad que realiza Victoria Federica se convierte en un tema de conversación en las redes sociales, incluso los rumores sobre posibles noviazgos y amistades. La tensión entre ambas fue creciendo al punto que derivó en una importante pelea que terminó con el destierro de la joven de la residencia familiar y su asilo en con la Reina Sofía.
La duda pasa por si todo lo que se han dicho entre la Infanta Elena y su hija Victoria Federica se puede perdonar y si alguna de las dos cede en su posición. Por lo pronto, la joven sabe que sigue teniendo un techo y su carrera de influencer sigue entre sus planes futuros.