El Rey Felipe VI ha vivido un momento obligado por su investidura pero que no es de su estilo, al menos no el que le conocemos. Recientemente, tuvo reunión con la aristócrata María Cristina de Ulloa y Solís-Beaumont, duquesa de Arcos. Este tipo de encuentros no son del gusto del monarca, pero sabe que son necesarios.
La poca afinidad que tiene el rey Felipe por la aristocracia es conocida. Sin embargo, sabe que allí tiene una alianza que saldrá a defender la corona si es necesario. De todas maneras, Su Majestad es consciente de los tiempos que corren y que tiene la responsabilidad de levantar la imagen de la Casa Real.
La reunión con la aristócrata María Cristina de Ulloa y Solís-Beaumont fue para nombrarla oficialmente como decana de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España. Esta institución vela, principalmente, por los valores y títulos de la aristocracia y la nobleza española. Para la duquesa de Arcos, en cambio, fue todo un honor.
“La monarquía como institución está siendo objeto, en los últimos años, de duros ataques por parte de determinados sectores”, dijo María Cristina de Ulloa y Solís-Beaumont ante don Felipe. “Es preciso ser conscientes de lo necesario de la ejemplaridad de nuestros actos y de nuestro comportamiento y no perder de vista, en ningún momento, los ideales que constituyen nuestra razón de ser”, concluyó en su discurso. De todas maneras, estas palabras no se difundieron oficialmente por la Casa Real.
En el caso del rey Felipe VI no hubo discurso. Sí hubo fotos y difusión del acto, pero el monarca ha sido muy cauteloso en sus declaraciones, antes y después del encuentro. Tras este evento, Felipe ha retomado su agenda con actividades de tono social y cultural, que le agradan más.