Ser rey o reina de un reino trae muchos beneficios, entre ellos poder tener el coche que más te guste. Cada monarca tiene una predilección por alguna marca en especial y siempre se los puede ver montado en el mismo coche o en la misma marca de coches simplemente por ser grandes fanáticos de esos automóviles.
Las colecciones de coches de los reyes suelen ser muy extensas y cuentan con automóviles de todo tipo. De lujo, deportivos, excéntricos, de seguridad entre muchos otros, el asunto es que suelen respetar las mismas marcas ya sea por gusto o por convenios con las mismas casas reales. Los reyes escogen qué es lo que les gusta y simplemente este coche aparece en su exclusivo garage de la noche a la mañana.
Este es el caso de Alberto de Mónaco quien cuenta con una colección de autos de lujo en los que siempre se lo ve paseando por todo el principado de Mónaco a sus anchas. En su caso tiene una gran pasión por la marca Lexus. En el año 2012 decidió subastar una colección de este tipo de coches de su padre Rainiero para poder adquirir otros y renovar un poco la gama de Lexus con la que contaba.
“Los príncipes de Mónaco siempre han sido unos apasionados de los coches. El Príncipe Pierre inició el Gran Premio en 1929 y compitió en el mismo con un Torpedo. Mi padre se hizo cargo del desarrollo de la carrera, que se ha convertido en uno de los eventos más prestigiosos del mundo. […] Juntos hemos hecho una colección privada de coches clásicos que aprecio mucho” recordó Alberto de Mónaco.
Un claro ejemplo del amor de Alberto de Mònaco por los Lexus fue el hecho que el día de su boda el príncipe apareció con un Lexus LS 600h L Landaulet el cual está tasado en más de 400 mil euros.