Alexandra de Hannover lleva camino de convertirse en la estrella tapada de la familia real monegasca, y no solo porque se insista en que es la hija favorita de Carolina de Mónaco. Su madre ha intentado protegerla de la atención mediática por los antecedentes de escándalos protagonizados por su padre Ernesto de Hannover.
Ni un solo escándalo ha podido empañar la vida de Alexandra de Hannover, decidida en su adolescencia a triunfar como patinadora profesional y ganadora de varias competiciones. El deporte distrajo las tentaciones de rebeldía y, cuando su madre así se lo indicó, lo dejó para centrarse en sus estudios. Una hija más que obediente que supo cumplir con los mandatos de su madre Carolina de Mónaco.
Carolina de Mónaco protegió a Alexandra de Hannover desde muy pequeña, criada y educada como si fuera una Casiraghi más. Allí donde están Andrea, Carlota y Pierre existe un sitio para Alexandra, que más que hermanastra es hermana. La relación con ellos y sus respectivas parejas es más que estrecha.
La complicidad entre Alexandra de Hannover, Pierre, Andrea y Carlota es lógica, y se extiende a Beatrice Borromeo y Tatiana Santo Domingo: para todos, la princesa de Hannover es una más del clan Casiraghi. Si en su niñez ocupó su sitio en el balcón de palacio desde el que los Grimaldi celebran las fechas señaladas en Mónaco, ahora protagoniza como una Casiraghi más el posado del Baile de la Rosa, del Gran Premio de Fórmula Uno o del desfile de Dior.
Es inevitable que Alexandra de Hannover tenga su hermana favorita, y esa es Carlota Casiraghi. Una es presencia constante en los momentos más importantes de la vida de la otra, y no solo en bodas y bautizos. Alexandra ha apoyado desde el minuto uno los eventos relacionados con la filosofía que ha organizado su hermana, como los Encuentros Filosóficos de Mónaco.