A la reina Isabel II no le importaba repetir accesorios, y esto pasaba con sus carteras, zapatos y sombreros. Cambiaba el color, el lugar en el que los lucía, la persona frente a quien los mostraba, pero ahí estaba su bolso de asa corta colgado estratégicamente de su brazo a modo de moderna armadura. Al fin y al cabo, siempre andaba cerca alguien para que desaparezca convenientemente durante al menos unos minutos si el acto exigía más soltura y la libertad de ambos brazos.
En el 2021, Isabel II hizo un cambio personal que solo lo llegaban a apreciar los expertos en la materia o el propio creador del accesorio estrella de su vestuario. Gerald Bodmer, consejero delegado de Launer, la marca de bolsos favorita de la monaca, reveló que sus últimos diseños fueron “más livianos” para que le resultaran más cómodos a la reina.
La marca es la que tuvo el honor de colgar del brazo de Isabel II en versiones casi idénticas. De cuero y negros, preferiblemente. Una elección que tampoco olvidaron los encargados de vestuario de la nueva temporada de The Crown, la serie sobre la historia de la familia real británica que despierta pasiones entre los espectadores y más de un recelo entre sus reales protagonistas.
Los detalles sobre el contenido de los bolsos de Isabel II se fueron filtrando a lo largo de los años. Por ejemplo, una barra de labios que se cree es del mismo tono que encargó a la marca Clarins para que combinara con la túnica de su coronación en 1953. Un gancho en forma de S para no tener que dejar el bolso en el suelo. Un estuche de gafas. Pastillas de menta o algún chocolate. Una pluma. Un billete de 5 o 10 libras que, según una de sus biógrafas, Sally Bedell Smith, utilizaba para echar en el cestillo de las donaciones cuando asistía a un servicio religioso, único momento en el que utilizaba dinero en efectivo.
Aunque las versiones sobre lo que llevaba la reina Isabel II en su bolsa resultan bastante diversas, siempre coinciden en que su bolsa era su fiel compañera y que incluso había espacio para golosinas para sus perritos corgi. Sin dudas un dato curioso y poco conocido de la reina Isabel II que demuestra el gran amor que la monarca sentía por sus fieles compañeros.