Alberto de Mónaco es uno de los hombres más influyentes de Europa y su posición de miembro real de un principado tan importante como el de Mónaco lo ponen en una posición de privilegio. Todo el mundo quiere tener una buena relación por su gran influencia en Europa y su familia no está exenta de la búsqueda de esos privilegios.
Entre las personas que más han querido pertenecer y relacionarse al mundo del Alberto de Mónaco se encuentran sus dos particulares hermanas que siempre han necesitado vincularse a su hermano de manera casi desesperada. Por supuesto que él las quiere con locura pero siempre han sido ellas las que lo han buscado para forjar aún más la relación.
La hermana Estefanía de Mónaco es un alma más libre y ha realizado todo tipo de actividades para poder trascender por sí misma. Se ha buscado la vida como modelo, como actríz, como cantante, como artista circense y cuanta cosa relacionada con el arte exista. Lamentablemente no ha podido trascender en estos rubros y ha quedado relegada a las sombras de un apellido y un hermano que lo acapara todo.
Por otro lado tenemos a Carolina de Mónaco, quizá la hermana más conocida por su personalidad tan fuerte y quien es la cara más visible de la familia por su gran impronta y desata todo su glamour día a día de la mano de la gran relación que tiene con su hermano.
Pero lo que más ha marcado la relación entre Alberto de Mónaco y sus hermanas fue el matrimonio con Charlene de Mónaco. Ellas nunca quisieron ni un poco a la ex nadadora olímpica y siempre se opusieron a su unión. En el año 2011 cuando anunciaron su matrimonio las dos hermanas de Alberto de Mónaco pusieron el grito en el cielo y se enfadaron con su hermano por la decisión. Es el día de hoy que no se llevan de la mejor manera entre las cuñadas.