A sus 74 años, al rey Carlos III se le han descubierto una serie de extravagantes manías que tienen a todos los empleados del palacio desorientado, bien sabemos que Carlos era un hombre con una conducta un poco peculiar, pero hoy sus rarezas nos dejarán con la boca abierta.
Sin duda es una realidad que siempre el rey Carlos III ha mantenido en secreto, pero que dejó de ser así después de que se convirtiera en Rey y de que ciertos gestos en sus primeros actos públicos hicieran saltar las alarmas sobre su extraña manera de ser. Al parecer el esposo de Camila Parker le fascina que todo gire a su alrededor de una forma determinada y específica.
El rey Carlos III ha sido conocido por su conducta peculiar y extravagante, y sus manías son una muestra de ello. Una de las manías más notables del rey es su obsesión con la ducha. El agua debe estar a una temperatura específica y la toalla debe estar colocada de una manera que él pueda secarse cómodamente. Incluso, el baño debe estar lleno a 18 centímetros y a 20 grados, y una doncella debe asegurarse cada mañana con un termómetro para cumplir con esta exigencia.
Otra manía del rey Carlos es su necesidad de tener todo en orden antes de dormir. Su pijama debe estar planchado y las ventanas deben estar completamente abiertas, incluso cuando hace frío. Además, el rey nunca se ata los cordones de sus zapatos, por lo que tienen que hacerlo sus empleados, pero antes deben estar los cordones bien planchados.
En cuanto a la comida, el cocinero de la familia real, Darren McGrady, pide siempre un tazón de jugo y dos ciruelas, comiéndose solamente una de ellas. Aunque estas manías pueden parecer extrañas, el personal del palacio se ha ido amoldando a conocerlas para complacer Carlos III en sus primeros meses de reinado.