El Príncipe Harry y su esposa Meghan Markle decidieron hace ya mucho tiempo que no querían tener una vida vinculada a la familia real británica y sus estrictos protocolos. Al parecer ellos son personas más mundanas y descontracturadas que no quieren para su vida ni la de sus hijos un rígido protocolo que les diga cómo comportarse ni como vivir sus días.
Sabido es que los Duques de Sussex han desistido de sus derechos y obligaciones para con la familia real por lo que no deben ajustarse a ningún tipo de protocolo ni usos que imponga la corona británica. El hecho de que vivan en Los Ángeles, Estados Unidos, es una prueba más de lo lejos que quieren estar de todo ello.
Toda esta modalidad de vida recaE por supuesto en sus hijos y se ve reflejada en el mayor, el Príncipe Archie, el cual se ha mostrado de una manera sumamente descontracturada y revoltosa, algo impropio de los niños de la realeza los cuales no pueden saltarse ningún paso que impongan los formalismos.
El evento que llamó la atención se suscita en los festejos de cumpleaños de su hermana menor Lilibet que se festejaron en los jardines de Frogmore Cottage, en Windsor y allí se pudo ver a los felices padres colocar una linda mesa con un gran pastel para celebrar un nuevo años de vida de su hija. Fue durante los festejos que se pudo ver a Archie subirse a la mesa alocadamente en busca de un poco de pastel.
Dicho comportamiento sorprendió al mundo entero ya que fue completamente impropio de un niño de la familia real y que seguramente se habría llevado una gran reprimenda por parte de su bisabuela, la reina Isabel II si hubiese participado del evento. Es sabido que ella era una gran amante de los protocolos y del buen comportamiento, sobre todo de los niños, por lo que no habría tolerado ese movimiento por parte de Archie.