Todo el mundo podría pensar que la vida de los royals, ya sean príncipes o reyes, es un verdadero lecho de rosas. No hay sufrimientos, angustias ni mayores complicaciones. Para el inconsciente colectivos se trata de personas que viven del estado con todas las comodidades y las mayores riquezas por lo que no tienen problemas ni preocupaciones. Desde que nacen hasta que se mueren ya tienen todo armado y solo se deben dedicar a disfrutar de lo que la corona les brinde.
Pero evidentemente hay un lado B de todo esto, un lado oscuro que nadie ve o que nadie conoce. Todo un sistema que hace que esta gente no lo pase tan bonito y de maravillas como hacen aparentar. Todo ese circo requiere de protocolo y de que esta gente se forme y se comporte de determinada manera que es lo que todo el mundo espera de ellos.
Es en base a toda esta puesta en escena que la Reina Sofía sufrió demasiado a lo largo de toda su vida. Cuando era niña ,sufrió hasta el infinito en el internado en el que se crio. Con suma pena y tristeza la Reina Sofía ha explicado la compleja vida que tuvo en el internado donde estudió de pequeña.
"Nos teníamos que levantar a las 6 de la mañana y dar vueltas en el jardín con el frío que hacía". La reina emérita también ha comentado que recuerda sus momentos en la cocina pelando patatas o asistiendo a las lecciones de costura, entre otras actividades que marcaron a la Reina Sofía
Pero no todo queda en su atormentada niñez, de adulta los problemas llegaron con su esposo, el emérito Rey Juan Carlos. Y es que, para las cámaras, y fuera del palacio, parecían conformar una familia austera, sencilla, y feliz. Mientras que puertas adentro del Palacio de la Zarzuela se daban las múltiples infidelidades de Juan Carlos I, que hacían sufrir a la Reina Sofía, pero también a sus hijos.