Charlene de Mónaco es una de las royals más polémicas dentro del mundo de las princesas y reinas europeas. Siempre tuvo una personalidad fuerte y no se dej?? avasallar por todo lo que tiene que ver con el principado de Mónaco y sus enormes exigencias. Ella supo ganarse su fama como deportistas, puntualmente como nadadora olímpica y una vez que conoció al Príncipe Alberto su vida giró en torno al mundo de la realeza y como todo el mundo lo sabe, esto puede traer sus complicaciones.
Los últimos años no han sido para nada fáciles para Charlene de Mónaco, por el contrario, ha tenido una serie de problemas personales que la han sabido poner entre la espada y la pared en varias ocasiones. Primero el extraño virus que cogió en Sudáfrica que la debilitó en gran medida poniendo en riesgo su vida, luego los rumores de separación con su esposo por una crisis en su relación, y a esto agregarle la mala vinculación que tiene con la familia del príncipe.
Es que uno de los puntos más importantes en todos los problemas que lleva a nivel familiar es su conflictiva relación con la hermana del príncipe Alberto, estamos hablando de la legendaria Carolina de Mónaco y su hermana Estefanía.
El conflicto puntual con su cuñada mayor, Carolina de Mónaco, data del casamiento entre Charlene y el Príncipe Alberto el 2 de julio del año 2011 en el Palacio Grimaldi. Hasta ese momento la relación entre ambas era excelente al punto en que Carolina fue escogida como madrina de boda de Charlene. En la cena principal hubo un error, lo correctamente establecido en estas situaciones es que a la derecha de la novia se siente su padre, como así fue, y a la izquierda del novio la madrina, que en este caso fue su hermana Carolina.
En lugar de sentarse la hija de Grace Kelly al lado de su hermano en la mesa presidencial, ese puesto fue ocupado por la madre de la novia, Lynette Humberstone Wittstock. Este gesto no pasó inadvertido para Carolina de Mónaco que se sintió excluida de la mesa de honor de los novios en un día tan especial para su hermano. Desde aquel día nunca más volvieron a llevarse bien.