Desde tiempos inmemoriales se ha sabido que el rey Carlos III y su hermana Ana han tenido una relación más que excelente. Desde muy pequeños supieron atravesar su vidas juntos y mutuamente se han apoyado de manera incondicional. Sus padres no estuvieron muy presentes por sus obligaciones como monarcas del reino por lo que tuvieron que acompañarse a lo largo de todas su vidas y el lazo que generaron fue indestructible.
Durante el reinado de Isabel II fue muy notorio el favoritismo que la difunta reina tuvo por Carlos III a sabiendas de que él sería el sucesor al trono por lo que le dedicó mucho más tiempo. Por su lado la princesa Ana siempre ayudó y colaboró desde un segundo plano pero a pesar de la situación nunca bajó los brazos y siempre trabajó a destajo por la corona y todas sus obligaciones.
El último gesto de la princesa Ana hace que se posicione aún más en la familia real y de cara a la imagen de la sociedad sobre su persona. Siempre la persona más visible de la familia por supuesto era el rey Carlos III y ella en un segundo plano, pero desde que su hermano tomó el poder ella ha ganado mucho espacio al momento de realizar importantes actos de presencia y de acciones con respecto a la corona.
La devoción y lealtad de la princesa Ana para con Carlos III no tiene medida y él se lo retribuye siempre que puede. Un claro ejemplo ha sido el hecho de que ella ha sido la primera mujer en marchar junto con otros hombre el día de la coronación del nuevo rey en la ceremonia del “Gold Stick in Waiting”.
La princesa Ana fue la encargada de ir tras la carroza de Carlos III y Camilla en el trayecto que iba desde la abadía de Westminster hasta el palacio de Buckingham, además detrás de la royal hubo un gran despliegue de efectivos de las Fuerzas Armadas.