La realeza siempre ha estado marcada por las apariencias y el brindar una buena imagen familiar y personal. Desde tiempos inmemoriales todos los integrantes de las familias reales han tenido que aparentar algo que no son o que no sienten. Si uno está mal, triste o tienen problemas con un familiar, esto debe ser tapado y escondido para que todo el mundo crea en su felicidad y en la perfección de la monarquía.
Esto es exactamente lo que definió la vida entera de la reina emérita Sofía. Las tristezas y llantos que le ocasionaron las incontables infidelidades perpetradas por el rey Juan Carlos a lo largo de todo su matrimonio, tuvieron que ser ocultadas para preservar la imágen de matrimonio feliz y estable que querían que todos creyesen. Su reinado podía verse en peligro si todos sabían lo mujeriego y nocturno que era la cabeza de la corona.
Pero todo tarde o temprano sale a la luz y el día ha llegado. A través de un documental dirigido por David Trueba podremos ir recorriendo la vida entera de la monarca y todas las vicisitudes por las que tuvo que atravesar para poder vivir una vida de reina. No caben dudas de que el camino no fue para nada sencillo y que la reina Sofía debió tragar y mucho para poder mantenerse en la familia real y no tener que separarse de todos los lujos y de sus hijos.
Entre los temas tocados están las múltiples y descaradas infidelidades por parte del rey emérito Juan Carlos que eran realizadas casi que en su rostro y de las cuales ella debía hacer completa omisión para no arruinar esa imagen de matrimonio perfecto que la corona les obligaba a brindar a la sociedad.
Todos los que aparecen en el documental coinciden en que si aguantó tanto fue únicamente para asegurar el reinado de su hijo Felipe. Cuanto menos hablara y menos expresara, mejor. Mientras que Elena, su primogénita tenía una personalidad más borbónica, Felipe era más parecido a ella, así que se volcó en él.