La vida de Olga de Grecia, abuela de la reina Sofía de España, estuvo marcada por una serie de eventos trágicos que dejaron una profunda huella en su existencia. Nacida el 11 de junio de 1903 en Atenas, Olga era hija del príncipe Nicolás de Grecia y Rusia y de la gran duquesa Elena Vladimirovna de Rusia.
A temprana edad, Olga enfrentó la inestabilidad política en su país natal. En 1917, tras la Revolución Rusa, su familia tuvo que exiliarse, y Olga pasó varios años en el exilio en diferentes países de Europa. Durante ese tiempo, sufrió la pérdida de seres queridos y enfrentó la adversidad con valentía.
En 1923, Olga de Grecia contrajo matrimonio con el príncipe Pablo de Yugoslavia, y la pareja tuvo tres hijos: la princesa Alexandra, el príncipe Miguel y la princesa Elizabeth. Sin embargo, la felicidad matrimonial de Olga se vio empañada por la tristeza. En 1934, su esposo fue asesinado en Marsella, Francia, dejándola viuda a los 31 años.
La Segunda Guerra Mundial trajo más sufrimiento a la vida de Olga. Durante la ocupación alemana en Yugoslavia, su hijo mayor, el príncipe Alejandro, se unió a la resistencia y murió trágicamente en 1945. Estas pérdidas devastadoras dejaron a Olga sumida en el dolor y la tristeza. A pesar de las tragedias que la marcaron, Olga encontró fuerza en su fe ortodoxa y en el amor por su familia. Vivió gran parte de su vida en el exilio, principalmente en París, donde se convirtió en una figura respetada y querida. Fue una madre y abuela dedicada, transmitiendo valores y apoyo a sus descendientes, incluida su nieta, la reina Sofía de España.
Olga de Grecia falleció el 16 de octubre de 1997, dejando un legado de fortaleza y resiliencia. Su vida estuvo marcada por la tragedia, pero también por la determinación de enfrentar los desafíos con valentía y amor. Su memoria perdura como un recordatorio de la importancia de la familia y la superación personal en tiempos difíciles.