La relación entre el príncipe Harry y Camilla Parker Bowles nunca ha sido la mejor y el motivo de esta gran tensión tendría que ver con un feo gesto que la actual reina consorte tuvo con el hombre cuando este era apenas un niño. Las malas lenguas afirman que el príncipe Harry tenía una habitación en el palacio que amaba profundamente. Era su refugio, su lugar donde podía ser él mismo, lejos de los ojos del público y las expectativas reales. Había decorado su habitación con recuerdos y tesoros de su infancia, convirtiéndola en un santuario de su pasado.
Una vez que Harry abandonó el palacio, Camilla Parker Bowles decidió que necesitaba más espacio para guardar sus vestidos y joyas, por lo que eligió transformar el cuarto del príncipe Harry en su propio vestidor personal. Al principio, Harry trató de no dejar que esto le afectara. Pero cuando entró a su querido cuarto y vio cómo había sido despojado de sus recuerdos y su esencia, sintió un profundo dolor en su corazón.
El dolor que le ocasionó al príncipe Harry
El resentimiento comenzó a crecer en el pecho de Harry. Sentía que la reina había borrado una parte importante de su vida y de su identidad al quitarle ese espacio tan preciado. Se sintió traicionado y herido, preguntándose por qué no podía tener un lugar para él mismo en el palacio.
Con el tiempo, el resentimiento se convirtió en una barrera entre Harry y Camila. Cada vez que la veía, la imagen de su amada habitación convertida en un vestidor la perseguía. No podía evitar sentirse enojado y desconfiado hacia ella.
La relación entre el príncipe Harry y Camila se volvió tensa y quebrantada. A pesar de los esfuerzos de ambos para reconciliarse, la sombra de ese gesto seguía presente. Harry comenzó a llamarla "peligrosa", sintiendo que ella estaba dispuesta a borrar cualquier rastro de su vida pasada y alejarlo de su padre.