Hace exactamente 40 años, el 7 de septiembre de 1983, la familia real española celebró un evento que marcó un capítulo especial en la vida de las infantas Elena y Cristina, las hijas del rey Juan Carlos I y la reina Sofía. Se trató de una "puesta de largo" que, si bien tradicionalmente se asocia con la presentación formal de jóvenes debutantes en la alta sociedad, en este caso fue una celebración diferente y algo peculiar.
Las infantas Elena y Cristina, en lugar de realizar una presentación oficial a la sociedad como debutantes, organizaron una gran fiesta en el Palacio de la Zarzuela para sus primos, amigos y compañeros de estudios. Esta celebración distó de las tradicionales puestas de largo en las que se esperaba que las jóvenes debutantes se presentaran formalmente a la alta sociedad.
El evento fue una fiesta animada y jovial en la que reinaba la camaradería y la diversión. Las infantas compartieron risas y momentos especiales con sus invitados en lugar de llevar a cabo una presentación formal. Fue un gesto que reflejó su personalidad y la relación cercana que mantenían con sus amigos y familiares.
Esta peculiar "puesta de largo" de las infantas Elena y Cristina simbolizó un giro fresco y moderno en la tradición de las presentaciones en sociedad. En lugar de seguir el protocolo establecido, eligieron celebrar su mayoría de edad de una manera más relajada y cercana, compartiendo momentos especiales con las personas que les eran cercanas.
Hoy, 40 años después de este evento, las infantas Elena y Cristina continúan desempeñando roles importantes en la vida pública española y en la familia real. Su elección de celebrar su mayoría de edad de una manera única y personal sigue siendo un recuerdo emblemático de su espontaneidad y de su deseo de vivir su vida de acuerdo con sus propios términos, incluso en medio de las tradiciones reales.