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Carolina de Mónaco cumple 67 años: sus estudios y amores

Descubre los capítulos más cautivadores de la vida amorosa de la princesa Carolina en su 67 cumpleaños, una historia de elegancia, gracia y un legado que va más allá de la realeza.

Carolina de Mónaco. Fuente: Pinterest
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La princesa Carolina, desde sus primeros días como un miembro destacado de la familia Grimaldi, se encontró en el escenario mundial. Su infancia estuvo marcada por la atención pública, asistiendo a eventos reales y desfiles desde una edad temprana. Su elegancia y estilo se convirtieron en sellos distintivos que la han posicionado como un ícono admirado en todo el mundo.

Amores reales: Un recorrido por sus relaciones más emblemáticas

A lo largo de las décadas, Carolina de Mónaco ha experimentado diversos amores que han capturado la atención global. Desde romances de juventud hasta matrimonios reales, su vida amorosa ha sido parte integral de su narrativa pública. Estas experiencias, a menudo seguidas con interés, han contribuido a forjar la imagen única de la princesa, no solo como figura real, sino también como mujer en busca del amor y la realización personal.

Robertino Rossellini, un amigo de la infancia y un gran amor

Robertino Rossellini nació en el seno de una familia muy famosa al ser hijo del director de cine italiano, Roberto Rossellini, y la actriz Ingrid Bergman. Ambos se conocieron cuando eran muy niños y se criaron juntos, ya que Bergman era colega y muy amiga de Grace Kelly, por lo tanto pasaban mucho tiempo juntas. La prensa estalló cuando nació el amor debido a que Rossellini era un joven apuesto, culto y educado, y todos creyeron que sería con quien pasaría el resto de su vida. Sin embargo, todo cambió cuando Carolina de Mónaco conoció en un barco al italiano Stéfano Casiraghi y dejó a su novio por él.

Carolina de Mónaco. Fuente: Pinterest

Stéfano Casiraghi, el gran amor de Carolina de Mónaco

Carolina de Mónaco conoció a Stéfano Casiraghi por amigos en común, un joven millonario e hijo de una familia italiana muy bien posicionada. El amor surgió de golpe de manera mutua, pese a que los dos tenían parejas, y se escaparon juntos unos días hasta que finalmente decidieron apostar por su amor. Se casaron el 29 de diciembre de 1983 ante el Presidente del Consejo de Estado del principado de Mónaco y Raniero III consideró desde un principio que era una gran pareja para su hija. De esta relación nacieron Pierre, Andrea y Carlota Casiraghi, y se mostraban como una familia muy feliz y unida.

Carolina de Mónaco. Fuente: Pinterest

El consuelo de Vincent Lindon

Luego de la muerte de Stéfano Casiraghi, Carolina de Mónaco se retiró a vivir a Saint-Rémy-de-Provence, en el distrito de Arlés, junto a sus tres hijos. Durante ese tiempo la acompañó su amigo Vincent Lindon, pero la princesa nunca quiso hablar de esta relación y el actor aseguró que ella lo dejó para casarse con Ernesto de Hannover.

En 1996, la Princesa inició una relación con el jefe de la depuesta Casa Real de Hannover, que gobernó en el Reino de Hannover (hasta 1866). Ernesto también era un amigo de toda la vida debido a sus conexiones reales y la acompañó durante su luto mientras que estaba casado con Chantal Hochuli. El socialité se divorció y en 1999 contrajo matrimonio, en Mónaco, con Carolina y de esta unión nació su hija Alejandra de Hannover. La pareja se separó en 2008, pero no están divorciados y desde entonces no se volvió a conocer otra pareja.