El Rey emérito Juan Carlos I llegó el pasado miércoles a Sanxenxo procedente de la Abu Dabi (Emiratos Árabes), donde tiene fijada su residencia desde hace más de tres años. Desde allí partía en un avión para aterrizar, primero en Álava, donde visitó a su médico para sus revisiones rutinarias para posteriormente partir hasta la ciudad pontevedresa de Sanxenxo donde le esperaban sus grandes amigos, entre ellos Pedro Campos, presidente del Real Club Naútico de Sanxenxo a quien el monarca le une una gran amistad. Precisamente la casa de Pedro Campos es donde el monarca y su hija, la infanta Elena han pasado estos días que ha durado la primera regata del año en la que ha participado el soberano.
Junto a su primogénita, incondicional y quien siempre le acompaña, la infanta Elena también es una gran aficionada al mar y es habitual verla junto a su padre en este tipo de eventos, pudimos verlos disfrutar de unos días inolvidables. Además la embarcación del rey Juan Carlos, el ‘Bribón’, se imponía en la Línea de 6 metros tras la disputa de dos mangas en las regatas que se celebraron este pasado fin de semana en la localidad pontevedresa de Sanxenxo. Tras conseguir el Oro, vimos al monarca feliz, orgulloso y muy contento tras el resultado de esta primera regata que le ha traído de nuevo a España. Tan orgulloso estaba el rey de su clasificación que levantó los puños en señal de victoria a su llegada al Real Club Naútico de la localidad pontevedresa donde tras la dura jornada disfrutó de un almuerzo junto al resto del equipo.
Según informó la organización, los participantes ya han comenzado a prepararse para la segunda serie, que se disputará entre el 20 y 21 de abril nuevamente en Sanxenxo. Así es que muy probable que Juan Carlos I se desplace nuevamente desde su residencia de Abu Dabi a Galicia para salir a navegar junto a su tripulación, con la que sigue cosechando grandes éxitos.
Pero además de disfrutar de una de sus grandes pasiones, como es el mar y la navegación, el padre de Felipe VI ha podido gozar de la compañía de sus grandes amigos y de su hija, la infanta Elena, su fiel escudera, su apoyo y su talismán. Siempre que su padre viene a España deja sus quehaceres y compromisos dándole prioridad a su padre, a quien echa mucho de menos y no ve tanto como ella quisiera. Y es que padre e hija están muy unidos y se entienden muy bien. Desde que el monarca abandono España y se trasladará a Abu Dabi han sido numerosas ocasiones en las que su primogénita lo ha visitado en el país árabe. Padre e hija comparten muchas cosas en común y a los dos les gusta disfrutar de las mismas cosas.
El almuerzo de Juan Carlos I y la infanta Elena en Cambados
Tras la jornada marinera, el rey junto a su anfitrión, Pedro Campos y su mujer Cristina France pusieron rumbo a Cambados donde tenían una cita en el restaurante marisquería Ribadomar. Allí fueron recibidos por el chef y dueño del local que se mostró muy nervioso por la visita real. Doña Elena y el rey se dejaron aconsejar por el propietario del local que les ofreció salpicón de lumbrigante, otro plato de marisco y finalmente un postre. Una exquisita noche donde padre e hija dejaron nuevamente patente la complicidad y la estrecha relación que mantienen a pesar de la distancia. Esperemos que el rey pueda venirse definitivamente a España y pueda disfrutar de sus amigos, de sus aficiones y de la compañía de su familia, sobre todo de su hija la infanta Elena, su mano derecha y con quien tiene una gran afinidad.
Finalizada la jornada el Rey emérito se dirigió hasta el aeropuerto de Peinador, en Vigo, donde a las 17.35 un jet privado le esperaba a pie de pista para trasladarlo hasta Ginebra, donde vive su hija la infanta Cristina y donde probablemente la haya visitado antes de instalarse de nuevo en su residencia en Abu Dabi.