Lady Di fue y siempre será un ícono de la familia real británica. Tal es así que lleva más de dos décadas muerta y la prensa aún dice que su ex esposo, el actual rey Carlos III, sigue a la sombra de ella y es el motivo por el que los ingleses no aceptan a su actual esposa y reina, Camilla Parker Bowles.
Una de las cosas que más se destacaban de Lady Di además de su belleza era su gran personalidad. Desde el minuto 0 que ingresó a la familia real impuso su manera de ser y no se dejó avasallar ni siquiera por la mismísima reina Isabel II. Evidentemente esto le trajo más de un dolor de cabezas ya que se puso en contra a mucha gente muy poderosa, pero mientras ella tuviera el cariño de la sociedad era feliz.
La moda fue parte importante de su vida y mediante ella enviaba feroces mensajes a todos sus críticos. Por supuesto que en un mundo tan conservador como el de la realeza nadie anda con jerséis y ropas deportivos. Lo lógico es ir siempre de gala o de manera formal, pero poco le importaba Lady Di el “qué dirán”.
Junto con los vaqueros nevados de cintura alta y las faldas plisadas cómodas y ligeras, llevaba suéteres de pico oversize, jerséis varsity y sudaderas con el emblema de las causas benéficas que apoyaba. Y aunque los jerséis con lemas son moneda común hoy en día, este uso de la ropa para lanzar mensajes no era tan habitual en la época y menos de manos de una royal.
Realmente fue una pionera en todo este asunto de los mensajes a través de la ropa. Lady Di, literalmente, llevaba el corazón por fuera, desde su querido jersey de la Fundación Británica del Pulmón hasta el de la aerolínea Virgin Atlantic, quizá soñando con escaparse a un lugar lejano.