Todos los mundiales suelen tener algún conflicto interno por algún asunto polémico del país anfitrión. Es normal que a lo largo de los torneos, el público y el periodismo tomen un conflicto para tener situaciones de las que hablar y llenar los diarios. Pero lo que está pasando en Qatar no tiene precedentes. Todos los días y en cada partido vemos alguna manifestación política o un conflicto de intereses que son noticia.
En el primer partido de Alemania, como la organización no les permitió llevar puesto el brazalete con el arcoíris de la comunidad LGBTI los jugadores decidieron contraatacar tapándose la boca en la foto grupal en señal de censura. De esta manera pudieron demostrar su descontento con la FIFA y con Qatar y la realidad es que no estaban infringiendo ninguna norma.
Otra manifestación Alemana ha sido el hecho de que ningún jugador de su equipo ha ido a las conferencias de prensa que por obligación impone la FIFA. Evidentemente no puede obligar a una persona a sentarse en las rondas de prensa pero por supuesto esto tiene una multa. y los alemanes han preferido pagar dicha multa económica antes que comparecer para la FIFA
Pero la provocación no les ha salido tan barata ya que la sociedad Qatarí ha salido a contraatacar a la sociedad Alemana. En el partido entre Alemania y España se pudieron ver varias pancartas con la cara de Mesut Ozil con la camiseta de Alemania y los hombres que las portaban también se tapaban la boca en señal de censura.
Esto se debe a que en su momento, el mediocampista Mesut Ozil, quien es de ascendencia turca pero de nacionalidad alemana jugó un tiempo en la selección. Su experiencia no fue muy buena y luego de renunciar afirmó “Cuando gano soy alemán; cuando pierdo soy inmigrante” alegando que él fue muy discriminado en ese país por tener raíces árabes. Golpe fuerte a la cultura de Alemania.