Lionel Andrés Messi es una de esas leyendas vivientes que servirá por cientos de años para ejemplificar a la perfección lo importante que es el esfuerzo en la vida y tener los objetivos más que claros. Al igual que Maradona, ya desde niño esta saeta del fútbol añoraba y soñaba con algún día levantar la copa del mundo, pero no con el país que lo vio crecer y se encargó de educarlo y hacerlo crecer, sino con el país del que siempre sintió que era su corazón, la Argentina.
España por supuesto al ver la gran joya que tenía en sus manos lo tentó infinidad de veces. Desde las inferiores en Barcelona, la Real Federación Española de Fútbol lo invitó a ser parte de sus equipos y él de manera sistemática se negó una y otra vez, el llamado celeste y blanco llegará. Es que él no era jugador de fútbol, él era jugador de la Selección Argentina. Su único objetivo era poder calzarse la elástica celeste y blanca y representar al país que lo vio nacer.
Un día la cita llegó y el mundo se pintó de colores para el gran Lionel Messi, ahora era hora d de demostrar lo grande que era. Lamentablemente la historia no comenzó de la manera que todos creyeron y los triunfos importantes jamás llegaron.
Pasó el mundial de Alemania y ni siquiera pudo jugar el último partido. Sudáfrica con Maradona estuvo marcada por el gran golpe contra Alemania. Brasil y la final con Alemania fue lo más cerca que estuvo. En Rusia la eliminó la campeona Francia y llegó el momento de superarse.
Mucha agua corrió bajo el puente y fueron muchas las críticas que le llovieron a la gran figura. En su propia tierra lo tildaron de español y de no sentir la camiseta. Afortunadamente él no es un hombre de bajar los brazos y luchó hasta que un día el sueño se convirtió en realidad. Contra todos los pronósticos, Lionel Messi es campeón mundial y lo mejor que ha hecho es dejar un gran mensaje a los niños: “Sueñen con fuerza que los deseos se cumplen”