La historia de amor entre Natalia Figueroa y Raphael es digna de contarse una y mil veces. No es para nada usual escuchar que una pareja que esté a ese nivel de exposición se mantenga unida por tantos años. Estamos hablando de están juntos y enamorados desde 1972, eso son 50 años de matrimonio.
Pero Natalia Figueroa nunca estuvo a la sombra del cantante, ya que era alguien antes de conocer a Raphael. La mujer era la nieta del conde de Romanones, grande de España. Así, antes de ser la madre de Jacobo, Alejandra y Manuel, Natalia era parte de uno de los linajes aristocráticos más antiguos.
Incluso, antes de caer enamorada ante los pies de Raphael, Natalia Figueroa supo de muy joven que lo que quería en la vida era dedicarse al mundo de la comunicación. Nacida en 1939 en San Sebastián, su belleza y talento la llevaron tempranamente a ser parte de la televisión. Su rostro, inolvidable para toda una generación, fue uno de los íconos del periodismo televisivo de la década de 1960.
Durante una década, la figura de Natalia Figueroa fue tomando relieve y lograba a cada paso sorprender no solo por su aspecto físico y una mirada fulminante, sino que poseía una cultura inigualable. Además, empezaba a darse a conocer como escritora. Al mismo tiempo, era una figura recurrente de la noche cultural de Madrid.
Fue en una gala de entrega de premios que hubo ese primer flechazo con Raphael. Los dos ya eran conocido, pero el cantante estaba acomodándose al trono sobre el que reinaría años más tarde. Según ha contado Raphael alguna vez, se acercó a Natalia Figueroa y le dijo: “Me llamo Raphael, ¿a ti se te puede llamar por teléfono?”. El noviazgo no fue fácil y hubo que sortear todos los prejuicios que tenía su familia aristócrata, pero el casamiento llegó y el amor perdura hasta hoy.